A propósito de las revisiones de los Planes de Ordenación de Recursos Naturales y del Plan regulador de Uso y Gestión del Parque Rural de Betancuria en que está inserto.
Sobran fundamentos y faltan voluntades para su conservación como embarcadero o puerto natural, para su valoración como pueblo costero del extinto municipio de Casillas del Ángel, como sitio histórico usado desde tiempo inmemorial.
Es lo que tiene legislar, planear y ordenar espacios sin contar con el patrimonio etnográfico subyacente en la costa majorera y olvidarse de que, en muchos casos, los asentamientos costeros merecen su rescate por su valor en la cultura tradicional con la categoría de sitios o embarcaderos históricos. Estamos en islas y algo de esto debiera contemplarse con un poco más de rigor.
Los valores históricos, etnográficos, arquitectónicos y paisajísticos.
Si hasta no hace mucho se estudiaba la conveniencia de fijar unos límites a la aplicación de la Ley de Costas de 1988 y su Reglamento, la Ley 2/2013, de 29 de mayo, de protección y uso sostenible y de modificación de la Ley 22/1988, de 28 de Julio, de Costas, viene a reafirmar la necesidad de afirmar que el caserío del Puertito de los Molinos de Nuestro Municipio, tiene una serie de valores que aconsejan su preservación, por cuanto colisiona con la Ley 7/2009, de 6 de mayo, de modificación del Texto Refundido de las Leyes de Ordenación del Territorio de Canarias y de Espacios Naturales de Canarias, sobre declaración y ordenación de áreas urbanas en el litoral canario por cuanto ésta última invocaba que se deberían tener presentes criterios históricos, culturales y etnográficos, propios de los asentamientos tradicionales en Canarias, intentando evitar la estricta concepción del dominio público marítimo terrestre que se nos antojaba un ariete contra el patrimonio etnográfico y contra los poblados tradicionales de la costa en Canarias.
Sin entrar en las definiciones con que los pueblos entran en el nomenclátor, es claro que en el Puertito de Los Molinos se dan una serie de circunstancias que la propia modificación de la Ley de Costas de 1988, recientemente aprobada, recoge como elementos a tener en cuenta en la renovación de concesiones de ocupación: Este caserío tiene acceso rodado desde, al menos, 1930, asfaltado en la década de 1970 por el Cabildo de Fuerteventura; dispone de alumbrado público mediante farolas fotovoltaicas y suministro eléctrico domiciliario por mediación de un motor generador diésel gestionado por la propia Asociación de Vecinos, encontrándose un proyecto del Plan de Electrificación Integral de Canarias (PELICAN) que pretendía llegar el cableado eléctrico y el agua hasta aquel caserío; mientras tanto el agua corriente para aseo domiciliario procede de la escorrentía permanente del barranco de su situación. Y lo mismo podemos decir de las aguas negras que son vertidas a fosas sépticas regularmente evacuadas por los servicios municipales de limpieza, juntamente con los residuos sólidos.
Y las intenciones, deseos y peticiones vecinales que obtuvieron resultados como los escritos cursados al Cabildo y al Consorcio de Abastecimiento de Agua a Fuerteventura que acordaron en 1999 y 2000 subvencionarles las obras de la red de agua hasta el Puertito de Los Molinos, al que se vino a sumar el proyecto PELICAN para la electrificación del caserío; aunque actualmente se encuentren paralizadas junto a la Gambuesa de la Degollada.
Pero el carácter inmemorial de muchos de los núcleos costeros de nuestras islas y, en concreto, el del Puertito de Los Molinos, aconseja su valoración en el ejercicio de protección y conservación del dominio público.
Con independencia del análisis jurídico que para cada unidad construida pueda verse en el apartado correspondiente de este informe, hay aquí edificaciones que aún estando en el dominio público y sus zonas de afección, servidumbre de tránsito y de protección, presentan valores de tipo histórico, etnográfico y/o pintoresco.
En todo caso la existencia del caserío del Puertito de Los Molinos es anterior a las leyes de costa que aquí tratamos, y preexistente a cualquier tipo de fiscalización urbanística o edificatoria por parte de los ayuntamientos; unas circunstancias que hacen de este enclave el germen de cómo evolucionaron los asentamientos costeros de Fuerteventura, espontáneamente, con independencia de las alteraciones que pudieran afear u ocultar trazas originarias de la razón de ser como entidad poblacional, en todo caso, subsanables.
Los Molinos vienen a ser un pueblo que surgió entre la propiedad comunal del viejo municipio de Casillas y las riberas del mar, en un espacio que se desvanece empujado por la zona de servidumbre marítimo terrestre y la de aprovechamiento comunal o finca mancomún de Las Salinas y Jarugo, cuya administración corresponde en la actualidad al municipio de Puerto del Rosario. Pero al situarse los confines occidentales del Mancomún en las riberas del mar, el poblado queda dentro de lo que administró Casillas y hoy lo hace Puerto.
Aunque su cronología es imprecisa en sus orígenes, es presumible que aquí se diesen cita ganaderos y pescadores desde mediados del siglo XIX, posiblemente antes. Y hacían lo que tradicionalmente se ha hecho en este espacio: arrimar unas piedras para levantar cuartos o ranchitos donde guarecerse en la temporadas de actividad y almacenes donde guardar los barquillos cuando el estado de la mar así lo aconseja; en todo caso en etapas de invierno.
En concreto, fue el “cartógrafo” Marcial Velázquez Curbelo uno de los primeros que, en sus dibujos y planos para el ejército, recogió el topónimo de “Puerto de Los Molinos” en la desembocadura del barranco de su nombre, en el año 1883. Nótese que para entonces se deslindaban límites jurisdiccionales entre los municipios de Tetir y Puerto de Cabras, por ejemplo; por tanto se acredita su consideración como asentamiento mucho antes de las normativas que amenazan su existencia.
Las ordenanzas municipales del extinto municipio de Casillas del Ángel, recogían en la última década del XIX los aprovechamientos consentidos y regulados en esta parte de su litoral occidental. Y si en aquellos documentos se mencionan actividades tradicionales, cabe suponer una existencia anterior a los mismos.
En la década de 1910 se construyó junto a la arena de la playa un horno que vino a sumarse a otras dos caleras que se situaban una junto a las aguas del barranco y otra a media ladera, al norte del caserío, próxima a las casas de los camelleros. Hablamos de la época de exportación de piedra de cal y derivados, cuando se construyeron rampas de acceso a la boca del horno y terraplenes para almacenar y trocear la piedra que se desriscaba hasta las proximidades de dicha fábrica de cal.
Los cobradores de arbitrios insulares y alcaldes pedáneos de Casillas y de Puerto de Cabras denotan que el Puertito se mantuvo activo en la industria calera en dos etapas que se corresponden con la década de 1910 y las de 1940 a 1960.
La exportación de cal se hacía a hombros desde la arena a las barcazas y, desde ellas a los veleros que, como “El Marte”o "El Rosario" fondearon en la bahía de Los Molinos; era una labor costosa y cara pues hasta la cal se ensacaba y por igual procedimientos se llevaba a los barcos que la trasladaban a Gran Canaria y a Tenerife. Muchos de estos aspectos nos los desvelaban en la década de 1980 viejos que lo vivieron. Algo que vino a confirmarse con el reciente descubrimiento en aguas del puertito de un ancla utilizada por aquellas embarcaciones.
Lo que está claro es que cuando Casillas del Ángel acordó disolver su ayuntamiento y extinguirse como municipio en 1926, sus concejales fijaron una serie de condiciones para salvaguarda de los derechos preexistentes a favor de sus vecinos, residentes, además de en la cabecera municipal, en sus pagos de Llanos de la Concepción, Tefía, La Ampuyenta, Tesjuates, El Matorral o Los Molinos, tal y como lo habían hecho desde tiempo inmemorial.
La Comisión Liquidadora de Casillas informó a la de Puerto de Cabras sobre la riqueza inmueble de la zona, de cara a contemplar las 15 construcciones que deberían entrar en el Registro Fiscal de 1928, dos años después de la extinción de aquel municipio.
Había pues un pueblo o caserío de 15 edificios que incluir en el nomenclátor de 31 de diciembre de 1930, aparte las “casas de los camelleros”; y así se hizo pese a las trabas que intentó poner el Servicio Cartográfico Nacional al que entonces pertenecía Estadística, responsable de la elaboración de los censos de población y viviendas.
La licencia otorgada en aquellos años por el Ayuntamiento de Puerto de Cabras para la construcción de un aljibe próxima a la Gambuesa de La Degollada o de Las Salinas, en cuyas inmediaciones tenía una de sus alcogidas, deja claro el interés municipal por dotar el abastecimiento de agua al caserío.
Y también el Cabildo Insular de Fuerteventura consignaba en sus presupuestos 200 pesetas de aquella época para el acondicionamiento de la pista que unía Tefía con Los Molinos, descendiendo el risco por lado norte del cauce del barranco; circunstancia que viene a confirmar la valoración de las instituciones locales sobre este “puerto” de la costa occidental de la isla. Nada gratuito, porque la fiscalización cabildicia sobre importación y exportación también llegaba a este puertito al que acudían sus recaudadores, normalmente desde Tefía.
Con el Mando Económico llegó un nuevo impulso para el Caserío de Los Molinos. Nació entonces el muñón de calle trasera y algunas casas entorno al núcleo central. Estamos en la década de 1940, momentos en que, de nuevo, se reactivó la industria de la cal, se construyó la Colonia Agrícola del General García Escámez y la presa de Los Molinos, además del primer aeródromo de la isla. Desde entonces los lazos de unión Las Parcelas-Los Molinos se mantuvieron, actuando como un nexo entre la agricultura-ganadería y la pesca, la caza y el marisqueo. Los vecinos más próximos al Puertito de Los Molinos fueron los encargados de mantener las propiedades que arrendaron o adquirieron de otros vecinos del antiguo municipio de Casillas del Ángel. Hasta la fecha actual.
Los padrones para el cobro de la contribución territorial sobre edificios y locales de Puerto de Cabras arrastraron aquel patrimonio inmueble de Los Molinos sin cuestionar en absoluto la propia existencia del Puertito. Y los vecinos pagaban religiosamente dichos tributos.
En toda esta trayectoria histórica se han compra-vendido, arrendado o heredado cuartos, casas y corrales en los que se intentó vivir, para lo cual hubo que adaptar los materiales y hacer las mejoras que las comodidades de la vida actual demandan.
El proyecto de “Acondicionamiento y mejora de la Playa del Puertito de Los Molinos” en 1993 vino a destapar la caja de los truenos. A una ocupación largamente consentida por la administración municipal vino a sobreponerse un proyecto que despreciando una forma tradicional de asentamiento en las costas de Canarias, estableció un Deslinde Público Marítimo Terrestre que dejaba fuera del mismo a las casas de los camelleros y a tres cuartos de la margen izquierda del barranco; el resto se pretendió someter a los criterios de un proyecto que ponía muchos elementos que se le alejaban considerablemente de lo tradicional en este tipo de construcciones en nuestro litoral.
Detalle del plano levantado por Marcial Manuel Velázquez Curbelo en 1883, donde ya se recoge asentamiento como Puerto de Los Molinos, dentro de la jurisdicción municipal de Casillas del Ángel (Cito por Juan Tous Meliá: Fuerteventura a través de la cartografía [1507-1899]. Atlas histórico geográfico de la isla).
En las notas marítimas del diario Gaceta de Tenerife, se recoge esta anotación sobre una de las partidas de piedra de cal exportadas por Los Molinos, 1919. Los anuncios de venta y trasiego de veleros abundan en este episodio económico del Puertito.
Pero los vecinos a través de la Asociación “El Pajerito”, hicieron acopio de documentos testimoniales, fotográficos y escritos con la intención de demostrar la antigüedad y el carácter histórico del Puertito de Los Molinos. Se hicieron programas de radio y televisión y diferentes artículos airearon en la prensa escrita lo que se pretendía con este caserío de la costa occidental de Fuerteventura. Un ejemplo el nuestro que no fue único, pues por todo el litoral canario comenzaron a surgir casos similares en los que la Demarcación de Costas de Canarias ejerció la potestad administrativa de abrir expedientes por doquier y ejecutar la demolición de muchas edificaciones del litoral de nuestras islas.
Con las aportaciones vecinales el Ayuntamiento no debería hacer otra cosa que canalizar la queja ante el trato que la modificación de la Ley de Costas ejerció sobre un caserío de indudable interés histórico, pintoresco e incluso paisajístico, si nos atenemos al entorno natural de este enclave y aún a costa de las estridencias que puedan ocasionar algunas construcciones mal integradas en un caserío tradicional de litoral. Porque el Puertito de los Molinos, como sitio histórico, es anterior no sólo a esta ley sino a cuantas declaraciones de espacios naturales o parques rurales se le quieran echar encima. Otra cosa es el tratamiento estético y/o pintoresco que el vecindario dé a su entorno para mantener su esencia en los modelos tradicionales de arquitectura costera.
Al respecto cabe relacionar la periodicidad documentalmente probada de las edificaciones, que nos permite establecer los momentos insinuados más arriba:
⦁ Construcciones anteriores a 1915: La cal
⦁ Construcciones existentes entre 1915 y 1928: Agregación de Casillas del Ángel a Puerto de Cabras.
⦁ Construcciones entre 1928 y 1960: La cal.
⦁ De 1960 a 1980: La pesca, el marisqueo y el ocio.
⦁ De 1980 a 1988: La Ley de Costas
⦁ Construcciones de 1988 a 1993: El proyecto de acondicionamiento y mejora de la Demarcación de Costas.
⦁ De 1993 a 2009: Esfuerzo vecinal y Ley 7/2009 de Canarias.
⦁ 2013 y la modificación de la Ley de Costas.
En cuanto a sus valores etnográficos, es la perseverancia vecinal en recopilar su historia el elemento definitorio más claro de los mismos: Hay un pasado vinculado a la confluencia de actividades agrarias, ganaderas, pesqueras, mariscadoras e industriales de la cal que no dejan lugar a dudas de la riqueza etnográfica de la zona. A ellos toca, también, ponerse las pilas y creerse la realidad histórica de su entorno.
Y en su empeño los vecinos han dejado clara su intención de mejora para el caserío que habitan, aunque sólo sea una parte del año, apostando por el respeto a su historia y a los valores de la zona. En concreto:
- Su entidad como pueblo, que está recogida en el nomenclátor de pueblos de España desde 1920-1930.
- Que la administración municipal llegó a la zona mediante el nombramiento de alcalde pedáneo (en rigor alcalde de barrio), llevado a cabo primero por Casillas del Ángel, luego por Puerto de Cabras, hoy Puerto del Rosario.
- Que siempre dispuso de acceso rodado mediante pistas, estando actualmente la principal, al sur de la desembocadura del Barranco de Los Molinos, asfaltada desde la década de 1980.
- Que se esmeró en dotarse de agua para el abastecimiento del caserío: primero con el aljibe construido por el Sr. Nolasco en la década de 1930 para captar las aguas de lluvia para bebida de la gente y del ganado; mientras seguían usando el agua del barranco para la higiene doméstica y humana. La canalización contemporánea está paralizada, habiendo llegado la manguera de abasto público hasta escasos 400 metros del Puertito de Los Molinos.
- Que el alumbrado se solucionó como se hizo desde tiempo inmemorial mediante quinqués y velas hasta la década de 1980, en que constituida la Asociación de Vecinos “El Pajerito”, se lucha por que las instituciones municipal e insular ayudaran en el suministro eléctrico mediante motores. Y que la canalización contemporánea se quedó paralizada a escasos 400 metros del caserío, como la del agua potable corriente. Hoy se acude al recurso de placas fotovoltaicas de forma generalizada, eliminando cableados aéreos y lo negativo de su impacto ambiental.
- Que la extracción de residuos sólidos la realiza el propio municipio con el servicio regular de recogida de basura.
- Que la evacuación de aguas residuales o aguas negras se practica, como en todos los puntos del interior de la isla, mediante fosas sépticas y pozos negros, susceptibles de ser evacuadas en camiones cisterna, como se hace en otros puntos del municipio y de la isla.
Por tanto, hay elementos más que sólidos para que la singularidad de este pueblo sea contemplada entre los propósitos últimos del planeamiento en beneficio de los propietarios, habitantes y usuarios del caserío del Puertito de Los Molinos.
Y allí sigue con vestigios que muestran a quien quiera y sepa mirar, cómo fue el origen de muchos de los asentamientos costeros de Fuerteventura; ver por encima de las actuaciones inadecuadas y trabajar por la mejora del asentamiento con más perspectiva.