domingo, 21 de octubre de 2018

Prisioneros republicanos en Fuerteventura, 1941-1943

Presos republicanos en Fuerteventura: el otro "campo de concentración". Sí, porque parece haber algo de interés en la creación de estereotipos,  también en la historia de la isla.

Tefía aparece una y otra vez como el campo de concentración. Y lo fue, al menos entre 1954 y 1966 bajo el nombre de "Colonia Agrícola Penitenciaria", para muchos presos que allí fueron encerrados por motivos de orientación sexual, identidad política o confesión religiosa, mezclados con reos que purgaban sus penas por delitos comunes. Justo y plausible es que se la tome como símbolo en la lucha contra la intolerancia, un monumento a la memoria histórica. 
Pero por los resquicios de la Memoria, alboreando la década de 1940, también se asoman otros presos que aún padecen el olvido, la desmemoria o el eclipse por la otra cárcel majorera, porque ellos no tuvieron ni sede fija: formaban parte de una de las compañías del Batallón 91 en Canarias, nomadeaban por la isla, viviendo en chavolas (Jandía, Pozo Negro, Las Peñitas y toda la costa oriental). La propia Historia los arrincona en una o dos líneas de texto y los ubica en el duro traslado  que desde Santander a Cádiz hicieron en trenes y caminando, y, desde allí hasta Canarias, zarandeados en barco. Me refiero al Batallón Disciplinario de Soldados Trabajadores 91, una de cuyas compañías se destinó a nuestra isla entre 1941 y 1943. Eran los prisioneros que la guerra civil cogió en la "zona roja" y a los que, a los ojos del bando vencedor, había que castigar aprovechándolos como "esclavos por la patria".
Vagamente -contaron los informantes- se los recuerda en el campamento de Matas Blancas, pero su presencia por toda la isla fue evidente, Pozo Negro entre otros puntos: se los empleó en Obras Públicas pero también en fincas y empresas particulares. Hablaremos de ellos porque si se olvidan como un capítulo secuestrado de la historia local, obviaremos su papel en el origen de alguna que otra fortuna y el calvario que aquí pasaron como prisioneros de guerra.
Y de la documentación muy poco. En acta de la Comisión Gestora del Cabildo Insular de Fuerteventura, correspondiente a la sesión de quince de mayo de 1942, leemos que el presidente, Lorenzo Castañeyra, daba cuenta del estado de las obras en el tercer trozo del camino vecinal de Pozo Negro (distinto al de interés militar que le unía con Salinas del Carmen por La Torre y que el Ayuntamiento de Antigua intentó rescatar en la década de 1960), realizadas con notable economía por la ayuda del Mando Militar, Francisco del Valle Marín, que facilitó el personal de "Un Batallón de Trabajadores", en velada referencia al que nos ocupa.

Libro de Actas de la Comisión Gestora del Cabildo de Fuerteventura, copia consultada en Archivo de Carmelo C.Torres Torres (Foto aportación Paco Cerdeña).
Sabemos poco sobre su número y sus nombres, distinto a lo acontecido a los que fueron destinados a las compañías de Gran Canaria o de Tenerife. Da la impresión de que los propios escoltas que los custodiaron en Fuerteventura ignoraban la condición de sus vigilados.
Si las piedras hablaran contarían una historia distinta introduciendo el papel de estos presos en la fortificación de la isla a base de nidos de ametralladora y baterias de costa (Bristol-Corralejo y Cuesta de Matas Blancas), de carreteras en Jandía y Betancuria-Pájara, de embalses como el de Las Peñitas y, posiblemente en la limpieza de lo que sería aeródromo de la isla en Tefía.

La Carretera de los presos en el istmo de Jandía. (Foto aportada por Paco Cerdeña)
Uno de los pozos de la batería de costa de Bristol (Corralejo), frente a la Bocaina, construidas entre 1941 y 1943, aproximadamente. (Foto aportación Paco Cerdeña)
Carretera de Betancuria a Pájara, obra de la década de 1940, en cuyo tramo de Fénduca pudieron trabajar los presos de la compañía del Batallón de trabajadores forzados que vino a Fuerteventura.


En el documental "Palabras de piel" se recogen los testimonios de algunos de los soldados presos del Batallón 91.
Y en los archivos militares dejaron su huella, entre otros: Enrique Abiller Pellicer, Juan Acuña Rodríguez, José Adán Pons, José Afonso Galván, José Alcázar Valls, Francisco Armengol Fontanet, Manuel Balderas García, Francisco Batista Rodríguez, Francisco Bernabé Rodrígue, Antonio Caballero Murillo, Julián Cabezas Laguna, Cecilio Calderón Corrales, Emiliano Calvo Rodríguez, Manuel Cano Prieto, Antonio Cereza Rubiela, José Chaparro García, Antonio Costa Gracia, Francisco Crespo Fernández, Francisco Delgado Alfonso, Alfredo Disla Serrano, Antonio Fernández Luna, Secundino Frías Rius, Fernando Gago Benito, Eduardo Galeote Navas, Antonio Galindo Murillo, Francisco Gallego Sáez, Vicente Gálvez García, Agustín Gasqués Valls, Manuel Gimenez González, Luciano González Galán, Alejandro Gorraiz Ezcurdia, Francisco Gutiérrez Álvarez, Mario Guzmán Aranda, Antonio Guzmán Silva, Antonio Haro Villalta, Juan Higinio Gómez, Manuel Hinojosa Sánchez, José Izquierdo Espallargas, Francisco Izquierdo Ibáñez, Antonio Jiménez Pleguezuelo, Francisco Jorba Punsola, José Jurado Fernández, Donato La Llave Tello, Ramón Llamazares Prado, Francisco Llorente Fraguas, Antonio López Contreras, Pedro López Ferrada, Agustín López Gamero, Manuel López García, Fabián López Núñez, Joaquín Lorenzo García, Lázaro Lozaron Ruiz.
...///...