viernes, 16 de julio de 2021

Vestigios: El telégrafo

El amarre del cable de telégrafos en Playa Blanca (1909-1923)

Con frecuencia el mar nos da sorpresas. Como la de estos días, y especialmente hoy, día de la patrona de las gentes que de él viven y en él trabajan. Suele ser habitual que con las grandes mareas nos muestre vestigios como el que hoy comentamos, de los que un hijo de Casillas, me pasó unas fotos, sorprendido y preguntando que qué podía ser.

Y al tajo vamos: Cuando a fines de la década de 1910, el Telégrafo llegó a Fuerteventura, se amarró en Playa Blanca, dentro del término municipal del entonces Puerto de Cabras y a pocos metros de la "Canterita Blanca" que lo separaba, precisamente de la jurisdicción de Casillas del Ángel. En la inmediaciones del antiguo "Bikini" se habilitó una caseta, luego cubil subterráneo al que se enganchó la conexión a la capital insular.

Una línea aérea enganchada a postes de madera, llevó aquel adelanto que, por fin, llegaba a la isla. Una de las reiteradas peticiones de la burguesía majorera al Estado, especialmente desde el semanario La Aurora que, ya cansada, había cerrado tres años antes de el evento; no vio ni pudo anotar en sus páginas el amarre del cable telegráfico que, según decían, "los comunicaría con el resto del mundo".

Nuestra ciudad ya no conserva el bonito nombre del "Calle del telégrafo"; lo sustituyó en 1951 por decreto del régimen franquista, empeñado por entonces en desenterrar viejas glorias, héroes y leyendas: en todos los pueblos de la isla (le dijeron a los munícipes de entonces) se homenajeará al teniente Eustaquio Gopar Hernández, uno de los últimos de Filipinas que resistió en la ermita de Báler. Así lo hicieron en el Puerto: La vieja calle de irregular trazado y empedrada que desde la calle Barquillos (hoy Teófilo Martínez de Escobar) y playa del muelle Chico se adentraba, se descolgó de nuestro callejero. Pero ahí está en los anales, por si alguien quiere rescatar el callejero histórico y anotar en rótulos que la identifique, nombre actual-nombre antiguo, como se suele hacer en las ciudades orgullosas de su historia y su pasado.

Porque el nombre que señalamos del antiguo callejero, se adoptó en las décadas finales del siglo XIX como un objetivo más de las fuerzas vivas de entonces: Nos comunicaremos con el mundo -se decían... Bueno, les llegó en la centuria siguiente y no dejaron de pregonarlo en su memoria.

Y como lo hacen las mareas desde tiempo inmemorial, en estos días aparecen en Playa Blanca tres gruesos cables que allí se amarraron, detrás del antiguo "Bikini", punto de arranque de la línea aérea que llevaría los hilos de cobre hasta a la oficina de Telégrafos que estuvo en la calle de La Marina, junto a los Cuarteles, y se trasladó al alto de la calle Guise, a la que, precisamente, llegaba perpendicular desde la orilla la calle del Telégrafo.

De los boatos en la inauguración ya hemos hablado en otras entradas de nuestro blog, cuando el maestro Manuel Déniz Caraballo llevó a sus pupilos a contemplar tan grande acontecimiento: estaban viendo la "fibra óptica" de aquellos tiempos.



Así es que el paseante que se tope con estos cables, con estos vestigios del pasado de las comunicaciones en Fuerteventura, sabrá que envuelven el primer cobre que llegó a la isla para dotarla de la telegrafía con hilos, que desde la "Canterita Blanca" conducía a Puerto de Cabras, hoy Puerto del Rosario, donde funcionó la primera estación telegráfica de este tipo, muy cerca del paseo que actualmente se construye hacia Playa Blanca.

[Los fotos son del amigo Gregorio Rodríguez]