martes, 19 de diciembre de 2017

Crónicas de ayer

Las primeras cabalgatas de Reyes Magos en el Puerto.

Es ahora, releyendo las notas y apuntes de la memoria de las casas baratas de la barriada José Antonio, la barriada de las 56 viviendas, cuando me encuentro transcrita la carta del que fuera cronista de Fuerteventura y medalla de la ciudad de Puerto del Rosario y la comparto en estas entrañables fechas porque uno echa de menos el bullicio de la chiquillería en la calle.

La escribió un emocionado Gerardo Jorge Machín (1933-2017) el 14 de diciembre de 1963, era sábado y la tituló Carta de un niño de ayer que nunca vio a los Reyes Magos.

"A todos los hombre buenos de hoy:
 
Ha sido ahora, mientras contemplo corretear feliz y despreocupado a mi hijito, cuando mi imaginación ha rememorado los años tristes de mi infancia.

Corría el tiempo en que una lucha feroz ensangrentaba el suelo de nuestra patria. Es la guerra, le oíamos decir a los mayores. Y la Guerra fue la culpable de que, desde pequeñitos, comenzáramos a sentir odio y resentimiento, porque ella fue la culpable de que viésemos llorar a nuestras madres y lo hiciéramos también nosotros al separarnos de nuestros padres.

Como también lo fue de que no vinieran los Reyes Magos, porque, según nos decían, los hombres malos contra los que fueron a luchar nuestros padres no los dejaban llegar. Como tampoco vinieron cuando terminó la guerra, porque entonces nos dijeron que no podían pasar por los caminos que la guerra había destrozado.

Luego era porque esta isla nuestra de Fuerteventura era muy pobre y estaba muy lejos de Oriente. Más tarde continuamos sin poder comprender a los mayores cuando, al ver a otros niños con juguetes, nos decían que los Reyes Magos habían pasado por sus casas porque sus padres eran ricos. ¿No decían el señor cura y el maestro que también el niño Jesús era pobre y los Reyes le llevaron juguetes y le adoraron? Todas estas cosas [provocaron] que se fueran mezclando recelos y suspicacias en nuestras mentes infantiles, haciéndonos que llegásemos a pensar que los hombres eran muy malos y que nunca podríamos llegar a comprenderles. Y así sucedió que nos fuimos haciendo mayores y nunca vimos a los Reyes Magos.

Por eso cuando el pasado año [1962] vinieron por primera vez a esta isla, veíamos unidos a todos los niños sin distinción de clases sociales, aplaudiendo emocionados y gritando hasta enronquecer: ¡yo los he visto, yo los he visto!, al igual que ya comienzan a experimentar las mismas sensaciones de leer en la prensa el telegrama anunciador de que volverán nuevamente este año. Entonces, como ahora, siento que la emoción inunda todo mi ser y con todas las ansias que hubiera deseado gritar ayer como niño, deseo hacerlo hoy como padre.
 
 

Gracias, hombres buenos de Fuerteventura, Canarias y España, toda por crear este momento hermoso para todos los niños de [de la isla] .

Gracias por haber sabido luchar y conseguir esta España grandiosa sin olor a sangre ni a pólvora, en la que los niños crecen felices y despreocupados bajo el signo de la paz y el amor.

Gracias por esa generosidad que desparramáis para construir este maravilloso mundo de ilusiones y felicidad en el que los niños ocupan lugar preponderante.

Permitidme, pues, que ganado por vuestra amabilidad, de nuevo vuelva a sentirme niño y como estamos seguros que desearía hacerlo mi hijito y también todos los niños de esta isla, pero que su corta edad no le permiten poder expresarse como serían sus deseos, interpretando el sentir unánime de todos ellos quisiéramos haceros la siguiente petición:


Los niños todos de Fuerteventura que tanto conocen de sacrificios y privaciones, en estos momentos en que la felicidad toca a sus puertas, desean compartirla con todos los demás niños de canarias y España y para ello desearían que de todos los lugares viniesen a esta isla el Día de Reyes para que viesen juntos la llegada de los mismos. Pero como comprendemos que esto resultaría muy difícil, quisiéramos al menos que, de las dos islas hermanas de la provincia, Lanzarote y Gran Canaria, viniesen un niño y una niña de cada una de ellas, para que también ellos pudieran decir al llegar de nuevo a sus casas que también los habían visto."

Concluyo la transcripción de esta carta del cronista que se nos fue. Que cada cual saque sus conclusiones porque los puntos de vista sobre el tema son infinitos y cada cual cuenta la historia según la vivió, según se la contaron o según pudo hilvanar los datos, los hechos y los recuerdos personales.

Hay quien me recordaba que aquellos días llovieron sobre el Puerto "sopladeras", ballenas de plástico pistolas de misto y espadas que se usaron como porras para darle más contundencia a los juegos y desviar así el cabreo porque las bicicletas y mecanos, los buenos -decían- se quedaron en el centro y no llegaron a las barriadas y mucho menos a todos.

Corrían los años 1962 y 1963. La chiquillería jugaba por los tableros cercanos a las casas baratas, a La Charca, y en El Charco ya comenzaban a construirse la barriada de los pescadores que se entregaría, casualidad, hará en estos días cincuenta años.

domingo, 29 de octubre de 2017

La alcaldesa mayor perpetua de Puerto del Rosario

Casi medio siglo de lo que ya es una costumbre

 

Lejanos quedan ya los tiempos en que Teresa López, la española, trajera a Puerto de Cabras, desde algún lugar de la campiña andaluza la primera imagen de la Virgen del Rosario, en los albores del siglo XIX; no es casualidad que su esposo Manuel Martos perteneciera a la Cofradía del Rosario en la Parroquia de Santo Domingo de Guzmán, en Tetir, y como se sabe, los dominicos profesaron siempre especial devoción por el Rosario… Aquella imagen y la advocación habían llegado para quedarse y fundar nuestra parroquia en la capital majorera. Y algo más: su nombre y sus títulos marcaron para siempre las costumbres religiosas de la localidad.

 
Aparentemente trasnochada, la decisión de dar títulos y honores a elementos de la religiosidad imperante, se sigue dando a lo largo de nuestra geografía. Y eso parece no ser plato del gusto para quienes defiendan la laicidad y acofensionaoidad del Estado, porque considero que también los entes locales son "Estado", son administración y están regulados por leyes dimanantes de las instituciones de un Estado al que, en última instnacia, representan.

En nuestro caso, el título que nos ocupa se otorgó –como no podía ser de otra forma- a la patrona de la localidad, doce años después de que su nombre pasara a formar parte del topónimo de la ciudad y, por extensión, del municipio.

Ocurrió en el año de los tres alcaldes: Santiago Mederos González, Rodrigo García Poves y Ceferino Guillermo Martínez Soto se sucedieron en la alcaldía del Puerto en el año 1968.

La decisión fue tomada por unanimidad en el pleno del ayuntamiento de Puerto del Rosario en el año en que se inauguraba la Casa Consistorial. Y se dijeron los munícipes –un suponer- este es nuestro castillo y Tú, María Santísima del Rosario, llevarás para siempre el simbólico bastón de mando de este municipio. Le otorgaban así el título de Alcaldesa Mayor Perpetua a la Virgen del Rosario.

Y tal y como lo hicieron en otros pueblos de Canarias, como en el municipio grancanario de Agüimes, en otras fechas, nuestra patrona, de la misma advocación que la de aquella localidad, recibió el cetro en presencia de autoridades civiles, militares y religiosas. Se escenificó el acto en la escalinata de acceso al consistorio, con la asistencia de numeroso público.

El secretario de la corporación leyó allí, ante los micrófonos, el acuerdo corporativo que tal y como solía hacer el apasionado cronista y secretario en su momento, Juan José Felipe, aquí reproducimos dicha resolución municipal:

"…En Puerto del Rosario, a seis de octubre de mil novecientos sesenta y ocho…En el salón de actos del Ayuntamiento… el único objeto de esta sesión extraordinaria… Nombramiento de Alcaldesa Mayor Perpetua de la Virgen del Rosario… [Se leyó la moción del alcalde accidental Benjamín Castañeyra]… Por cuanto la Santísima Virgen bajo la advocación multisecular del Rosario es titular de la parroquia y patrona de esta ciudad. Muy acendrada y antiquísima la devoción popular y bien arraigado y profundo el amor filial de todos los vecinos que han sido de este municipio, y siendo así que estos mismos sentimientos inamovibles inspiraron un día de buena fortuna el cambio de nombre de la capitalidad insular, por esta presidencia se promueve y recomienda para la adopción de acuerdo que recoja este ánimo y lo haga patente públicamente y ante la posteridad, nombrando a la Virgen del Rosario Alcaldesa Mayor Perpetua…por unanimidad y aclamación, en memoria respetuosa de la fe católica y mariana de nuestros antepasados, y para ejemplaridad de las generaciones venideras se acordó: Primero: Nombrar a la Santísima Virgen del Rosario Alcaldesa Mayor Perpetua de esta ciudad; y Segundo: Que en ocasión de su festividad, que se celebra en esta misma fecha, se le imponga oficialmente el bastón de mando cuando el cortejo procesional pase ante la puerta principal de la sede del consistorio…"

Leemos en la prensa del día 5 de octubre: "...De acuerdo con la más exigente tradición, después de la solemne función religiosa del mediodía, la imágen hará un recorrido procesional por las calles de la población... pero el recorrido tradicional sufrirá una variante histórica. La procesión pasará frente al Centro Cívico y, frente a la puerta principal de la casa consistorial se detendrá por primera vez. Allí le esperará el ayuntamiento en pleno y en un acto lleno de emotividad, recibirá la ofrenda del bastón de mando del alcalde..."

 
Unos días antes, en sesión corporativa de 21 de septiembre acordaban la edición de una revista que recogiese las expectativas y anhelos conseguidos para la capital de la isla, encomendándose su elaboración a una comisión que también se haría cargo de las fiestas patronales, y que estaba integrada por un presidente, en la persona de Manuel Rodríguez Román; una vicepresidenta, en la persona de Lucía Pérez; dos vocales, en las personas de Benjamín Castañeyra y Dámaso Rodríguez, y un secretario, en la persona de Juan José Felipe Lima.

Esta es la razón por la que, cada año, en el día de la patrona de Puerto del Rosario, la procesión de la venerada imagen llega hasta las puertas del consistorio para renovar el título y tomar el cetro de mando de la alcaldía, uno de los símbolos del poder civil municipal.

Recogido o no en el Reglamento de Honores y Distinciones, este hecho forma ya parte de uno de los símbolos de identidad de un pueblo que se repite cada año con deseo de perpetuidad y de respeto a las costumbres cuando éstas ya dejan de ser leyes para formar parte del acervo de los pueblos de la isla.
...///...

lunes, 25 de septiembre de 2017

Fiestas juradas de San Miguel, ecos históricos

En la conmemoración del 277 aniversario de una "guerra"

 

Un año más celebramos las Fiestas Juradas de San Miguel pues a los santos se invocó en 1740 para repeler la incursión de los corsarios ingleses en Fuerteventura y, desde entonces, el pueblo majorero no ha dejado de escuchar los ecos de su historia.

Los documentos siguen pregonando las batallas de El Cuchillete y de Tamasite. Es el caso del escrito que el gobernador de las armas de Fuerteventura, José Sánchez Umpiérrez, dirigió al comandante general de Canarias, para darle cuenta del desembarco y ataque corsario del 13 de octubre de aquel año.
 
Recreación del desembarco de los corsarios en la Playa de Gran Tarajal, 2012. Foto de Paco Cerdeña para Cuaderno de Puerto de Cabras).
 
Entre otros pormenores, Sánchez Umpiérrez, dejaba escrito que:

"viendo yo la gran distancia y diferencia de armas en que me hallaba, y que para el vencimiento [necesitaba] más del favor divino que de lo humano, les dije en alta voz a mi gente que si Dios permitiera que fuese nuestra la victoria, los despojos y armas y otras cosas que pudiera haber, se ofrecían a dos advocaciones de María Santísima y [a] tres imágenes de especial devoción en estos lugares…"

Los corsarios ingleses que desembarcaron el día 13 de octubre fueron muertos y prisioneros en su totalidad; de los 53 que entonces pusieron pie en tierra, murieron 33 y fue apresado el resto.

Pero no escarmentados, los corsarios volvieron el 24 de noviembre, desembarcando 55 ingleses con intenciones de venganza a degüello y todos fueron degollados.

Casi 90 ingleses muertos de cuyo paradero nada se supo y es de suponer que no fueran enterrados en sagrado… Los isleños tuvieron entre cinco y siete bajas mortales que sí dejaron huella en los registros documentales.

Consecuente con su arenga a las "tropas", Sánchez Umpiérrez mandó repartir los despojos de los ingleses entre los oficiales y soldados que participaron en las riñas, y su bandera se hizo jirones para depositar un trozo en cada altar de las ermitas de los lugares cuyas gentes participaron en las batallas.

Detalle del libro de la ermita de Nuestra Señora de Guadalupe, Agua de Bueyes (Antigua, Fuerteventura). Foto del Cuaderno de Puerto de Cabras.
 
El "trofeo" que correspondió a la ermita de Agua de Bueyes quedó inmortalizado por el mayordomo de Nuestra Señora de Guadalupe en su libro fábrica (de cuentas, visitas y mandatos) y estoy por creer que algunas de las hojas de las espadas que les tocó a los del pueblo sonaron entre los instrumentos del rancho de ánimas de la localidad durante muchos años.

Aquel trozo de bandera inglesa, recuerdo de la gesta de 1740, aún estaba en la ermita a finales del siglo XVIII, según leemos en los inventarios de mayordomía levantados por Manuel Cabrera Gutiérrez a instancias del licenciado Camacho, visitador episcopal.

Considero que el hecho histórico que conmemoramos y cuyas fiestas juradas ya han sido elevadas a respetable categoría como bien de interés cultural para la Comunidad Autónoma de Canarias, merece un reflejo espacial que ponga en valor, por ejemplo, los escenarios de las batallas, pero también incluya los lugares de procedencia de todos los contendientes majoreros.

Algo así como lo que ya se hizo con las esculturas que, recortadas en forma de siluetas de acero, se colocaron a la entrada y salida de Tuineje. Ser consecuentes, por ejemplo, con las representaciones que se vienen haciendo en Antigua, Pájara o Tarajalejo, donde además de hacer sonar las cajas de guerra y la cantata, convendría plasmar el recuerdo en la forma plástica dicha.
  
Que, en definitiva el ruido de la guerra y la matanza sirva de pretexto para introducir, además de la música y los cantos, aspectos sociales y organizativos de la vida majorera en el XVIII, convidando a los que nos visitan y a los que aquí residen a detenerse y conocer nuestro patrimonio histórico, de dónde venimos.
  ...///...

lunes, 11 de septiembre de 2017

Buques fruteros en Puerto del Rosario

El "Monte de La Esperanza", de la Naviera Aznar, comenzó su ruta quincenal uniendo Fuerteventura con Inglaterra en 1964. Su misión era el traslado de la producción tomatera que se generalizó por la isla en la primera mitad de la década de 1960.
 

"Ciudad de Alcira", de la Compañía Trasmediterránea.

El Cabildo de la isla no pasó por alto las nuevas expectativas comerciales para Fuerteventura y para Puerto del Rosario en particular. Obsequió al capitán del primer buque de la ruta tomatera con el exterior con una placa conmemorativa.

La prensa de la época recogía así la noticia de estas singladuras:

"...acudirá por primera vez a Fuerteventura para inaugurar el servicio frutero directo Fuerteventura-Inglaterra.- La exportación de tomates... fue en la pasada zafra de un millón de ceretos. Este año hay mayor cantidad de fruta como consecuencia de las mayores lluvias registradas en el pasado invierno y en el actual. De momento, el servicio de la Naviera Aznar con Fuerteventura será quincenal"

De la misma naviera, "el monte ulla" llegó en el mismo y con la misma función al Puerto de la Luz, desde donde vino el que nos ocupa.

El frutero "Monte de la Esperanza" saldría de La Luz con escala en Puerto del Rosario y destino Dublín y Liverpool. En nuestro puerto recogió la partida que Fuerteventura enviaba al mercado inglés... En esas mismas fechas la consignataria "FRUCASA" anunciaba el envío de algunos buques fruteros que despacha a cargar el tomate de nuestra isla.

Por Entonces Puerto del Rosario atisbó un cambio de signo en las exportaciones y la actividad de sus muelles. La cal daba paso, poco a poco, al cemento, y el tomate propició mejoras importantes con la construcción de tinglados de sombra.

El Matorral, cercano al actual aeropuerto de Fuerteventura, experimentó un considerable incremento de población durante las zafras tomateras: el cultivo se extendió por el tablero de la vista y desembocadura del barranco Goroy; las aguas salobres del pozo de la finca de La Marina y de la Rosa de Abajo propiciaron una importante producción; se extendió el cultivo por los tableros aledaños a lo que hoy es aerodromo internacional, y las gentes llegaban alli de toda la isla, el pueblo logró su escuela y se planteó la ermita.

Se aprovecharon viejas pistas militares para sacar la fruta de Salinas del Carmen y del barranco de La Torre, donde, ya dentro del término de Antigua, el cultivo del tomate ocupó aquel entorno.

También en Casillas, Tesjuates y Las Parcelas, se pusieron en explotación viejas zonas comunales que se cedieron temporalmente a los colonos para cultivar tomates. Se repararon pistas y caminos para sacar la producción.

Hasta entonces el tomate majorero, como tantos otros productos de la isla, salía principalmente desde Gran Tarajal principalmente a bordo de los vapores y motoveleros de la flota de Antonio Armas Curbelo que hacían el trasbordo a los fruteros atracados en el Puerto de la Luz de la capital Gran Canaria.

martes, 15 de agosto de 2017

Fuerteventura en la retaguardia: 1937

Una visita oficial a Fuerteventura en 1937
Que nuestra isla había quedado "automáticamente" en el bando de los sublevados contra la República Española, como casi toda Canarias, nos lo reflejan crónicas de viaje como la que publicó Sebastián Jiménez Sánchez en 1937.
Este autor, vinculado a la sociedad El Museo Canario, donde a la sazón desempeñaba las tareas de secretario, publicó mucho sobre la arqueología de las islas orientales y en la crónica que nos ocupa nos colocó bajo el prisma de la observación etnográfica y la lupa de la nueva realidad política que se imponía en el archipiélabo: la comitiva venía -según escribió- a redimir a Fuerteventura del secular atraso elaborando un informe del que se derivarían algunas obras hidráulicas y viarias para la isla, algunas ya iniciadas en la etapa anterior.
Y como en los tiempos finales del siglo XIX, se pasearon por nuestro terruño isleño que se les antojaba exótico y atrasado más allá de Puerto de Cabras o de Gran Tarajal; algunos miembros de la expedición buscaban los tesoros olvidados por la Historia en Fuerteventura, lamentándose, por ejemplo, de que algún templo no estuviese en Gran Canaria para ser admirados por todos (!¡).
Dejando a un lado el aspecto político del viaje oficial de las autoridades y técnicos que le acompañaban, y de la vertiente propagandística y organizativa en tiempos de Guerra Civil, de tiempos en que majoreros como Matías López Morales "morían como quienes decían ser" en La Isleta, nos centraremos en subrayar algunas de las ideas preconcebidas que se tenía acerca del patrimonio histórico majorero.
Porque de este viaje el propio Jiménez Sánchez (1904-1983), levantó acta del día a día de la expedición y lo plasmó sucintamente en la publicación "Viaje Histórico Anecdótico por las islas de Lanzarote y Fuerteventura" que vió la luz, como dijimos, en el "Segundo Año Triunfal", y del que nuestro Cabildo Insular compró, al año siguiente, varios ejemplares para repartir entre las escuelas.
Y porque la sensibilidad de este autor con nuestra isla quedó reflejada a través de sus cargos: dos años después del viaje asumiría el de Comisario Insular de Excavaciones Arqueológicas de Gran Canaria y Comisario Provincial en 1941; razones por las que repitió sus viajes a Lanzarote y Fuerteventura en las décadas posteriores, dando luz sobre el pasado aborigen.
En la expedición de 1937 -tenemos que mencionarlas- venían autoridades y técnicos de Gran Canaria para recorrer y estudiar las otras dos islas del grupo oriental para proponer opciones y proyectos de "redención" ya que a sus ojos, ambas islas estaban faltas de protección.
Además del autor, la comisión estaba integrada por las siguientes personas y autoridades:
- Presidente dela Mancomunidad Interinsular de Cabildos de Las Palmas, sr. De la Nuez.
- Presidente del Cabildo de Gran Canaria, sr. Limiñana.
- Presidente de la Junta Provincial del Paro Obrero, sr. Pérez Conesa.
- Jefe del Grupo de Puertos de Arrecife, sr. González Negrín.
- Ayudante de Obras Públicas y Jefe de la Sección de Obras del Cabildo de Gran Canaria, sr. Benítez Padila.
- Ayudante Principal de la Junta Administrativa de Obras Públicas de Las Palmas, sr. Madera Pérez.
 
Estos siete "magníficos" fueron recibidos en Gran Tarajal al amanecer del día 9 de julio, despúes de menearse una noche en el correíllo La Palma. La recepción oficial en el muelle de aquella localidad corrió a cargo del Delegado del Gobierno en Fuerteventura, Gerardo Bustos y Cobos (forense de Puerto de Cabras), del Presidente del Cabildo de Fuerteventura, Ramón Peñate Castañeyra (Comerciante y responsable del suministro eléctrico de la capital), del Alcalde de Tuineje, Juan Morales (falangista y maestro nacional), y del Alcalde de Puerto de Cabras del que no sé por qué no da su nombre, yo lo hago: Ceferino Erdozaín Elizalde (luego sustituido por el falangista Juan Medina Berriel).
Ante de iniciar su recorrido por la isla picaron algo en casa de don Esteban López y se dirigieron en guaguas a Tuineje, donde visitaron las obras de la casa consistorial y la iglesia.
Luego subieron a Pájara, donde visitaron su templo y donde el señor Benítez Padilla se hartó de hacer fotos y de tomar muestras petrológicas para El Museo Canario, al que también estaba vinculado.
Camino de la Villa se detuvieron para contemplar las obras del embalse de la Peñitas mientras Benítez y Madera recorrían la cuenca para recoger muestras.
Se asombraron de los exvotos y ¡fotografías dedicadas a la Virgen! por los favores recibidos de la patrona insular colocados en su Santuario de Vega de Río Palmas.
En Betancuria se explayó Jiménez Sánchez, lamentándose por el expolio de la iglesia de San Buenaventura y del Convento Franciscano y trayendo a colación al único que había denunciado el desatino desde su puesto en la Academia de Bellas Artes, el señor Anasagasti.
A mediodía del 9 de julio se dieron la vuelta y, sobre sus pasos, tornaron a Tuineje para, desde allí, visitar Antigua y atajar camino por Triquivijate en dirección a Puerto de Cabras, donde les aguardaba el opíparo almuerzo que les ofrecían las autoridades locales e insulares en la fonda de La Herreña.
Y con las barrigas llenas y los ánimos acuosos por los efluvios báquicos, recorrieron el Puerto de Cabras en tiempos de la Guerra Civil, silencioso y blanco, solitario y triste a aquellas horas de la tarde en que muchos de los habitantes sentían la ausencia de los movilizados en el frente.
El párroco Bruno Quintana y los falangistas Francisco Medina y Donato Cabrera hacían de cicerones en el vespertino paseo, aguardando bajar la comida para emprender el camino de La Oliva, cosa que hicieron al atardecer, con la fresca.
Y allá los recibió el alcalde olivense cuyo nombre no menciona pero que yo les digo: Marcial Viñoly Ravelo, y el secretario del ayuntamiento, junto al Jefe Local de Falange, Ildefonso Chacón Pérez; comieron en casa de la dueña de la tiendita cuyo nombre lamento no recordar, y se fueron a dormir como coroneles en la Casa de la Marquesa, adonde habían sido invitados por Cristóbal Bravo de Laguna.
Amaneciendo el día 10 de julio visitaron las obras del consistorio, ¡los aljibes! y el templo de Nuestra Señora de Candelaria acompañados por las autoridades locales antes dichas. Luego, en coche, emprendieron viaje a Tostón pasando por Lajares. Y allá, en la orilla, anotaron la conveniencia de construir un muellito dando la espalda a la torre-castillo a la que el autor niega valor alguno.
Se dieron la vuelta y, para el Puerto, pasando por la Matilla y Tetir que apenas habían visto la víspera y que entonces patearon, al menos los dos curiosos Benítez y Madera, que llegaron hasta La Herradura, tomando datos para la presa que allí se construiría.
Había llegado el día señalado para el objeto de la misión: constituir la Junta Insular Administradora de los Fondos del Paro Obreroel 10 de julio. Se verificó en el salón de la Delegación de Gobierno, que es lo mismo que decir en el del Cabildo de Fuerteventura, nombrándose presidente de dicha junta al Delegado del Gobierno, un consejero de cabildo como secretario-contador, un vocal técnico en la persona de Ruperto González Negrín y por el Jefe Insular de FET y de las JONS.
 
 
Colofón de aquella reunión constitutiva fue el almuerzo ofrecido por el Cabildo, tras el cual encomendaron al capitán del motovelero "Bartolo" que operaba en la bahía, que los recogiera al despuntar el día siguiente en Corralejo, pues ellos salieron de nuevo a pasar la segunda noche en la Casa de Los Coroneles.
Antes de regresar a La Oliva, se acercaron al Casino de Puerto de Cabras, donde el señor Benítez Padilla recibía de Francisco Medina Berriel, para El Museo Canario "unos manuscritos antiguos de cierto valor histórico, relativos a fundaciones y mandas religiosas en la iglesia de San Pedro de Alcántara de Ampuyebnta, y otros legajos referentes a particiones testamentarias de principales familias y declaraciones de cristiano viejo". Si escuchamos lo que escribió el autor, junto a las toscas y piedras que ya cargaban como muestras, se llevaron esta parte del patrimonio documental majorero y de la historia de Ampuyenta.
Aquel atardecer del día 10 de julio emprendieron la marcha hacia La Oliva, no sin antes detenerse en el recién terminado depósito de aguas junto al Camino del Time, a la salida de Puerto de Cabras, hoy conocido como La Charca.
Tras remontar la Cuesta de Perico contemplaron la explanación de un campo de aterrizaje para la aviación de 500x600 metros cuadrados, junto a la carretera; aquel que luego sería Aeropuerto de El Viso, cerca de Los Estancos.
Cenaron en la hospedería regentada por la dueña de la única tienda del pueblo, de cuyo nombre sigo sin acordarme, en La Oliva y se fueron a dormir -por segunda vez- a la mansión de los coroneles para levantarse muy temprano el 11 de julio; habían de llegar a Lajares, donde contrataron con tres camelleros la caravana de cuatro bestias que los acercaría a Corralejo.
Pronto avistaron las dos lenguas de mar que separaban las tres islas (Fuerteventura, Lobos y Lanzarote); a unos quinientos metros de Corralejo lucía fondeado el motovolero "Bartolo".
A hombros de porteadores, en la playita, subieron a las dos lanchas que los acercaron al barco en que cruzarían la Bocaina rumbo a Lanzarote.
Dos días después, el 13 de julio, a las tres de la tarde entraba en la bahía de Puerto de Cabras el correíllo "Gomera", a cuyo bordo venían los miembros de la comisión que nos había visitado con la intención de ver lo que se perdieron de Fuerteventura cuando atajaron por Triquivijate el día 9, rumbo a la capital, o sea: Casillas del Ángel y La Ampuyenta y, de allí a Gran Tarajal donde cenaron en casa del consejero de Cabildo Lucas de Saa Camejo y, a las diez de la noche embarcaron en el "Gomera" para regresar a Gran Canaria.

 


[Copyright Francisco Javier Cerdeña Armas.- 
La obra que hemos glosado se puede consultar en Memoria Digital de Canarias, de la ULPGC]

miércoles, 7 de junio de 2017

Muere el cronista Gerardo Jorge Machín

Gerardo Jorge Machín (1933-2017) en 1964, [foto del archivo digital de Paco Cerdeña]
 
Se apagó otra de las voces importantes de Fuerteventura,

Murió Gerardo Jorge Machín

 

Medalla de Oro de Canarias (2004), Cronista Oficial de Fuerteventura (2005), Medalla de la Ciudad de Puerto del Rosario (1995). Gerardo pertenecía a una de las familias más antiguas del viejo Puerto de Cabras; por partida doble, por los Jorge y por los Machín.

Retirado hace unos años de la vida pública, a sus espaldas llevó por muchos años la responsabilidad de ser la "La Voz de Fuerteventura" en los medios informativos locales, regionales y nacionales. Y aunque se le otorgase el título de Cronista Oficial de la Isla, él, de facto, lo fue siempre, y como él mismo llamó al compañero y amigo en las tareas informativas, Juan José Felipe Lima, cuando falleciera en enero de 1969, Gerardo Jorge Machín, LA VOZ DE FUERTEVENTURA, se apaga y, con ella se nos va un montón de páginas de la historia de Puerto de Cabras…

Pero en el recuerdo imperecedero quedará su memoria que es la memoria de la isla durante más de cuarenta años: Orgulloso se sentía de haber cubierto la estancia del canciller alemán Willy Brandt en la isla y frustrado cuando la censura apagó la noticia, su trabajo, sobre el accidente paracaidista de Tefía en la operación "Maxorata 72". Sus crónicas, sus reportajes, sus entrevistas y sus opiniones quedan ahí, en los periódicos en los que escribió; su voz en los archivos de radio, y su imagen, en los archivos de RTVE, como un reto para que los estudiosos le coloquen en el puesto que merece estar. Una biografía, la del Cronista Oficial de la Isla, que está por escribirse.

A don Gerardo Jorge Machín, las gracias por haber servido muchas veces de fuente escrita para el estudio del Puerto.

A sus hijos, a su familia y amigos, mi más sentido pésame por la irreparable pérdida.

lunes, 3 de abril de 2017

Puerto de Cabras vs Gran Tarajal: La lucha por la ampliación del muelle en 1957

Otro de los episodios que puso de relieve la apuesta por el muelle de Puerto del Rosario fue protagonizado por don Miguel Velázquez Curbelo (1911-1980).
 
En las fiestas del Rosario de 1957 fui testigo de otros de los episodios que enfrentaron a Gran Tarajal y Puerto del Rosario, un hecho que se repetía desde que en la década de 1890 los del Puerto hicieron su muellito municipal. En esta ocasión fue don Miguel Velázquez Curbelo, en calidad de alcalde del municipio (1950-1958) y consejero del Cabildo (1955-1958).

Don Miguel, último alcalde Puerto de Cabras y primero de Puerto del Rosario, había asumido la presidencia municipal en 1950 y desde entonces le cupo protagonizar importantes obras públicas en el área de vivienda, de abastecimiento de aguas, edificios institucionales, prisión... y también estar presente en la pugna por las ampliaciones del muelle de Puerto.

Como capítulos importantes relacionados con la industria y la agricultura aparecían en la economía insular, entonces alejada del monocultivo del turismo: la piedra de cal, el tomate y la alfalfa. Una fuente de ingresos para los empresarios de aquellos sectores y también para el Cabildo Insular, por el monto de arbitrios sobre importación y exportación.

(foto del libro "Los Presidentes del Cabildo de Fuerteventura. 1913-2013"
 
En una importante sesión del Cabildo Insular de Fuerteventura, don Miguel Velázquez Curbelo, alcalde de Puerto del Rosario, pedía la ampliación, en cien metros, del muelle de la capital; el consejero don Juan Guerrero García, defendía al de Gran Tarajal, argumentando que por éste salía toda la exportación de tomates.

La sesión se celebró el pasado miércoles… bajo la presidencia del titular, Istmo. Señor don Roque Calero Fajardo y con la asistencia de los consejeros don Manuel González Rosales, don Juan Rodríguez Pérez, don Miguel Cabrera Méndez, don Miguel Velázquez Curbelo y don Juan Guerrero García.

La moción del alcalde de Puerto:

Detalle del muelle de Puerto del Rosario, (foto aportada por Paco Cerdeña)
Don Miguel Velázquez Curbelo vino a decir que creía que era una facultad del Cabildo prestar apoyo a las realizaciones que tengan rango de mejora insular. Que el Ayuntamiento de Puerto del Rosario pidió al Director General de Puertos se ampliara en cien metros el muelle existente (el muele grande o comercial, pues ya Puerto tenía dos muelles), basándolo en estos razonamientos: Las realizaciones en un futuro próximo del Plan Trienal por el que se adoptó a Fuerteventura, entre las que figuraba la construcción de un embalse con capacidad para tres millones de metros cerca de la capital; el sistema de engaviado y enarenado del Plan Trienal; los proyectos de tipo industrial, entre ellos el de la firma Sansó, de Barcelona, para fabricar cemento, la proliferación de hornos e industrias de la cal próximas a la bahía; las condiciones técnicas de la ensenada de Puerto del Rosario y su situación estratégica militar.

Defendía el consejero y alcalde que el Puerto del Rosario es el punto geográficamente indicado para realizar operaciones de exportación directa en barcos de gran tonelaje (como lo demostraron los fruteros que se acercarían en la década siguiente para cargar tomate con destino a Europa) y que "mirando a los intereses de los majoreros, y no a los particulares de un pequeño núcleo ( en referencia a Gran Tarajal), o los de absorción nefasta para ellos de alguna otra isla del Archipiélago, hay que hacer que se vuelque en ese puerto toda iniciativa de ese orden". Afirmaba don Miguel que "no se podía pensar que la riqueza de la isla sería siempre la misma, y que lo mismo que ocurrió con la cochinilla y la barrilla, podría ocurrir con otros cultivos de hoy. Que era ridículo pretender que hubiese tantos puertos como playas, y que si la experiencia demuestra que está la isla predestinada a tener un solo puerto ese debe ser el del Rosario".

Acabó su intervención "pidiendo que el Cabildo se adhiriese a la petición del ayuntamiento que presido para que se amplíe el muelle de esta capital en cien metros más, y se oponga a cualquier gestión que por persona o entidad irresponsable se lleve a efecto para mejorar el desembarcadero de Gran Tarajal"

Remató su intervención pidiendo que tan pronto se pudiera utilizar el camino vecinal de Casillas del Ángel a Betancuria por Valle de Santa Inés, se gestionara la suspensión definitiva de la escala que los vapores correos hacían hoy en Gran Tarajal. Idea que hirió rotundamente a los representantes del sur de la isla.

La respuesta de los representantes del Sur:
 
Respondió al alcalde de Puerto del Rosario, el consejero don Juan Guerrero García, quien planteó que "el problema no se puede presentar como una opción entre prolongar cien metros el muelle de Puerto del Rosario o en cincuenta el de Gran Tarajal, sino cuál de los dos es realizable en un futuro próximo y si es posible que el Puerto del Rosario absorba para su embarque toda la producción de la isla".

 
(Foto del libro "Los Presidentes del Cabildo de Fuerteventura. 1913-2013")
 
Y añadió que los intereses insulares de que habla el alcalde de la capital son tan particulares como los que defienden los de Gran Tarajal, es decir, "son intereses económicos de bienes de la isla y por tanto intereses generales de Fuerteventura".

El Seños Guerrero hizo un planteamiento topográfico de la isla para concluir que la isla está dividida en tres zonas claramente delimitadas, "Norte, Centro y Sur y que las lluvias son mucho más frecuentes en las zonas Centro y Sur, donde existe también mayor número de pozos y está el mayor número de tierras de regadío".

Invocó don Juan Guerrero a la partición de bienes comunales protagonizada por los hermanos Velázquez Cabrera a fines del siglo XIX en el sur de la isla, frente al mantenimiento de latifundios en el norte: "como consecuencia de esta diferencia resulta que la amplia zona sur es lo contrario de la zona norte.

Y afirmaba que el Hinterland del Puerto de Gran Tarajal llegaría hasta Antigua, insinuando proyectos como el tren que defendían los "Caballeros de la Orden del Sur" para sacar la producción agrícola por aquel puerto. Además, remató el señor Guerrero García, Gran Tarajal se encuentra a 25 millas de la capital provincial.
 
Foto del antiguo muelle de Gran Tarajal, con su pescante, (foto aportada por Paco Cerdeña)
 
Aunque entonces el asunto se dejó sobre la mesa, Puerto del Rosario siguió logrando en sucesivas ampliaciones lo que hoy es el puerto capital de Fuerteventura.
La cuestión dejó ver, una vez más la competición que se dio por mucho tiempo entre los dos principales puerto de Fuerteventura. Unos enfrentamientos que trascendieron y se canalizaron en otras esferas de la vida insular , como los enfrentamientos deportivos entre ambas localidades.

Copyright: Francisco Javier Cerdeña Armas

miércoles, 18 de enero de 2017

La Barriada de las 56 viviendas cumple sesenta años


LA BARRIADA DE LAS CASAS BARATAS DE ARRIBA

O DE LAS 56 VIVIENDAS. PUERTO DEL ROSARIO.

 

Las primeras viviendas económicas o casas baratas se llevaron a cabo en Puerto de Cabras en la década de 1940. Unas fueron en forma de barriadas obreras, como las de la Barriada del Carmen; otras fueron experimentos de organización agraria, como la Colonia Rural García Escámez; otras se hicieron ex profeso para militares, junto a los cuarteles, como la Barriada Militar de El Charco; y otras fueron de realojo de pescadores, expulsados por las obras del muelle y de las residencias de oficiales del ejército, como La Barriada del Señor Ruperto o Las Lojas. Todas esas viviendas se realizaron a través del Mando Económico de Canarias, presidido por el Capitán general de la Región.

 

En la década de 1950 las promociones públicas de viviendas protegidas tuvieron otro signo y se las identificó con otros emblemas y con otros nombres que aún hoy se cuestionan. En Puerto del Rosario fueron dos, una de 25 casas, la Barriada del Rosario o Casas Baratas de Abajo, y otra de 56, La Barriada de José Antonio o Casas Baratas de Arriba.

 
Vista aérea de la zona de las Casas Baratas de Puerto del Rosario en 1967, con la escuela hogar y las viviendas de maestros ya construidas. Foto del Archivo Digital de Paco Cerdeña.

A vista de pájaro aquellos grupos que entonces se construían a las afueras de la población, se nos muestran hoy en zonas céntricas de la ciudad, engullidas por los sucesivos ensanches, pero conservando sus recuerdos, la memoria de las barriadas históricas de Puerto del Rosario.

 

Sobre dos fotos de ayer y de hoy, viejos símbolos, nuevo nombre. Al amparo de la Ley 52/2007 de Memoria Histórica, reflexionamos sobre los cambios de la barriada Islas Canarias en su sesenta cumpleaños.

 
Bendición de la barriada en verano de 1957. Foto del libro "Puerto del Rosario, cien años en la memoria"

Cambió su simbología, pues la fisonomía y la estética, las líneas arquitectónicas se desdibujaron hace ya más de treinta años, posiblemente en aras de la lógica del bienestar y porque las familias adjudicatarias simplemente crecían.

 

Los solares fueron un conflicto. Era y suele ser frecuente que la administración municipal facilitase el terreno a la administración superior; ya fuera cediéndolos de sus bienes de propios, ya comprándolos a algún vecino con ganas de vender, para facilitarlos luego la corporación local al Estado. Así funcionaban las cosas, y la década de 1950, con el ayuntamiento en manos de miembros de Falange, se ocupó en proporcionar edificios públicos, infraestructuras públicas, experimentos de colonización agraria… Se pensaba que la ciudad se estaba haciendo, inventando, y, hasta su propio nombre y el del municipio cambiarían en aquellos años.

 
Al amparo de la Ley de Memoria Histórica de 2007, la Barriada cambia su nombre.

La promoción de viviendas a través del Sindicato único también se dio aquí y, para los solares, se acudió a doña Angeles Fajardo Merino para que vendiese al Ayuntamiento por sí y por sus hijos, una trozada de terreno para lo que calificaba el Consistorio como "Campo de Deportes Municipal". Pero nos asalta la duda de si la cabida de aquella compraventa contenía más terreno del escriturado: ¿y si el solar que compraba el Ayuntamiento fuera de una superficie mayor que llegase, por ejemplo, desde la carretera de La Oliva por Tetir a las paredes de la Rosa de don Vicente Felipe? No me extrañaría nada que éste fuera el caso de lo escriturado en 1952-53 para la construcción de las 56 viviendas prometidas a Puerto de Cabras.

 

Fuera como fuese, tan pronto asumió la alcaldía un falangista, igual que aconteció en la presidencia de otros organismos de la isla desde 1938, los responsables municipales hicieron suyo el empeño de la Obra Sindical del Hogar y Arquitectura y de la Obra Social de Falange, para lograr que de las cuatrocientas y pico viviendas del Plan Sindical de la Vivienda de 1956, se adjudicaran a Puerto de Cabras 56.

 

Tenían pues el terreno. Tenían los dineros de la Sindical. Tenían el empeño de seguir con la tónica de barriadas obreras para todos los municipios. Tal vez le faltara demanda social, algo por estudiar.

 
Una leyenda similar a esta marcaba la partida de nacimiento del barrio en un murete de su minúscula plaza.

Y en abril de 1956 se sacó a subasta la construcción del grupo de viviendas que nos ocupa, cuando aún se trabajaba en la Barriada del Rosario, las casas baratas de abajo en Puerto de Cabras/Puerto del Rosario. Las obras se adjudicaron al contratista majorero Juan Martín Martín, por dos millones y pico de pesetas.

Trabajaron como descosidos, de sol a sol, en un intento de tener acabadas las casas para las inauguraciones del 18 de julio del año siguiente. Y así fue. Aunque nos queda la duda sobre si el acto fue en el 57 o en el 58, apostamos por la primera fecha.

Una vez terminadas las obras, la sorpresa fuñe mayúscula: ¡no había gente para tantas casas en el Puerto! Ni siguiera se cubrieron los cupos de reserva para funcionarios, militares y mutilados de la guerra civil, y difícilmente se justificó el proyecto.

Pero en poco menos de un año se levantaron las 56 viviendas prometidas, cuyos viales fueron bautizados por el Ayuntamiento como calles Tenerife, Hierro, Lanzarote, Gran Canaria y las traviesas de Herbania, La Palma y Gomera.

Y en la minúscula plazoleta ubicada al comienzo de la fila de casas comprendida entre las calles Lanzarote y Gran Canaria, frente a la tienda del barrio, se levantó, a un metro de la pared, un murete de unos dos metros de largo por uno y medio de alto, donde una cartela con los escudos de Falange y de CNS recogían la fecha de nacimiento de la Barriada, punto en el que se bendijo en el verano de 1957.

 

Desde el punto de vista del orden en las adjudicaciones, podríamos afirmar que éstas comenzaron por hilera de casas comprendidas entre las calles Tenerife y El Hierro, las más próximas a las paredes de la Rosa de don Vicente Felipe. Militares y funcionarios ocuparon las casas de aquellas calles.

Y los majoreros. Muchas familias numerosas, lo que se estilaba entonces, que ocuparon las viviendas en las otras dos calles de subida, más próximas al campo de deportes que el Ayuntamiento cedió al Club Deportivo Herbania para su uso y gestión, pero quienes los mantenían "engrasado" fueron los chiquillos de la barriada.

Y como pasó en las otras promociones de viviendas de la década de 1940 en Puerto de Cabras el incremento natural de la población provocó la estampida pues, ni con literas se solucionaba el problema de espacio necesario para las familias ya que la altura de las casas era más bien cortita.

Muchos se fueron, menguó la población al emigrar o embarcarse los hijos mayores que se casaban o simplemente, se iban en busca de trabajo: ahí enfrente estaba el Sahara y la explotación de los fosfatos y de la pesca captó a nuestra gente joven con ganas de hacer perras e independizarse. Así surgió buena parte del barrio de Fabelo.

 
La Barriada con los restos de las casas de los trabajadores a fines de la década de 1960. Foto del libro "Puerto de Cabras-Puerto del Rosario, una ciudad joven"

Sesenta años después, en este año, cumple la barriada, como el que suscribe, las seis décadas de vida. Una buena efeméride para reflexionar y hacer un poco de memoria que compartir e insertar en la historia local de nuestro pueblo.

En fin, al margen de personalizaciones y personalismos, brindemos por la barriada, por el conjunto de memorias que describen y justificarán que somos lo que fuimos.
¿Te gustó?

Copyright: Francisco Javier Cerdeña Armas