Toponimia urbana de Puerto del Rosario: Barranco de El Canalizo
Los cambios en la fisonomía del entorno de Puerto del Rosario se suceden de una forma trepidante: tendidos eléctricos, placas y molinos, y sobre todo viales, van transformando el suelo y, con la misma velocidad, la toponimia histórica pierde sentido, desaparece.
El topónimo del que hoy nos ocupamos, como tantos otros del entorno del antiguo Puerto de Cabras, ya no podremos entenderlo porque el cauce de este barranco ha desaparecido casi en su totalidad bajo las obras de la autovía norte-sur de Fuerteventura.
Nos encontramos a la altura de la Rosa de don Joaquín Vila y ya estamos hablando de un nombre que debe formar parte del patrimonio cultural de la ciudad. Es conveniente “subirse” a vista de pájaro, por ejemplo con Google Maps o Grafcan, para entender el discurrir de este barranquillo que nos regalaba cascadas en tiempos de lluvia; llevando las aguas hasta el Barranco de Jaifa, del que es tributario.
Los barrancos y barranquillos que en época de inviernos generosos drenan los tableros de El Viso y de Los Alcaravanes, se encontraban en Zurita, entre la Montaña de las Veredas y La Atalaya del Viso o de La Gente para desparramarse sobre el “término o costa de Puerto de Cabras”, se van perdiendo para la geografía y para la cultura inmaterial de los sitios en que se desenvolvió la vida de nuestros antepasados.
El barranco del Canalizo, aparte de leerlo en los protocolos notariales de la isla en el siglo XIX y en memorias de costumbres como la escrita por Ramón Fernández Castañeyra para Juan Bethencourt Alfonso, lo encontramos referenciado por el que fuera alcalde de Puerto de Cabras y presidente del Cabildo de Fuerteventura, Secundino Alonso Alonso, cuando en 1902 pidió licencia para construir en dicho barranco un aljibe, muy cerca del segundo de los puentes de la carretera del Puerto a Tuineje por Casillas del Ángel.
El Canalizo recibía las aguas que le entregaba el Barranco de Lucas Méndez a la altura de la Rosa Vila, formándose una pequeña cascada que daba gusto verla con el ojo de aquel puente de fondo. Desde aquel punto hasta su encuentro con el de Jaifa, frente al “Topete de Medina”, discurría el barranco que nos ocupa y cuyo topónimo está ya moribundo.
Lo llamaban El Canalizo porque su cauce se estrechaba encajándose en la roca basáltica formando un minúsculo cañón, todo risco; una circunstancia que garantizaba que los charcos del fondo, la mayor parte del día en sombras, aguantaran meses sin evaporarse.
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| En pleno invierno: La cascada de El Canalizo, junto al primitivo puente y aljibe, cercano a Rosa Vila. Foto de Paco Cerdeña, Cuaderno de Puerto de Cabras. |
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