jueves, 5 de julio de 2012

Las Salinas del Carmen, ¿1910?


Releyendo a don Felipe Bermúdez en su “Defensor de la isla”, me encuentro con unas notas sobre la historia de Las Salinas del Carmen, en la costa del municipio de La Antigua. Nos dice el autor que aquella industria llegó al Cabildo de Fuerteventura por compra a los herederos de don Manuel Velázquez Cabrera quien, a su vez, había heredado de sus tíos una parte de la misma en 1904; que el promotor del Plebiscito compró al año siguiente el resto de aquella propiedad, empecinado en modificarla y ponerla en explotación, cosa que, al parecer, culminó en 1910.
Y a don Manuel, según el autor citado, se debe el topónimo que, a partir de entonces, bautizó a las salinas de la Hondurilla, cambiando el de Salinas de la Torre por el de Salinas del Carmen, en  honor a la esposa del abogado de Tiscamanita.
Hace unos años visité el Museo de la Sal que, en aquellas salinas abrió el cabildo majorero y, en unos de sus paneles informativos, se nos dice que la industria salinera es obra que hizo don Manuel Velázquez en 1910, dato que no me cuadraba con un mapita de principios del XIX cuya copia me facilitó Maica Román en 1995. Se silenciaban así más de cien años de historia.

Representación de las Salinas de La Torre, 1807 (facilitada por Maica Román)


Esta inexactitud cronológica la pone también de manifiesto don Felipe Bermúdez al desvelar en su obra citada el pleito sobre la propiedad del suelo en que don Francisco Bautista Benítez de Lugo y Saavedra pretendía construir unas salinas en La Hondurilla, pues produjo un litigio con don Juan Fernando del Castillo Olivares, presunto dueño de la tierra, entre 1779 y 1786, año este ultimo en que la Audiencia de Sevilla fallaba desestimando la apelación de quien llamándose dueño pretendía detener la promoción de don Francisco Bautista, que vio así expedito su intento con independencia de la aclaración sobre la propiedad de aquellas tierras.
Resulta curioso que la cuestión planteada en el origen de Las Salinas del Carmen a finales del XVIII, se enrede y evidencie una vez  mas la desintegración de la primigenia dehesa común que orilló toda Fuerteventura y por la que se seguiría peleando dentro de los ayuntamientos contemporáneos por la parte que correspondería administrar a cada uno de ellos desde su creación en la década de 1830.
Y parece lógico pensar también que la construcción de la cercana torre de Caleta de Fustes en la década de 1740 y la consecuente relajación de la piratería, propiciara la tranquila ocupación de la costa oriental de Fuerteventura. Por fin los fugitivos de los volcanes de Timanfaya, muchos de ellos pescadores del cegado puerto de Janubio, en la vecina Lanzarote, comenzaron a asentarse y a desarrollar su actividad con base en Corralejo, Jablito, Puerto Lajas, Puerto de Cabras… La creación de Las Salinas, además de a la  fiscalidad, apuntó posiblemente en esta línea; en todo caso por el eventual desarrollo del sector pesquero, tan necesitado de sal para la conservación de sus capturas.

Las Salinas del Carmen en 2008.