martes, 18 de octubre de 2011

Majoreros contra corsarios ingleses, 1740

Cada año, por el mes de octubre, se conmemora en el municipio de Tuineje la victoria sobre los corsarios ingleses que se atrevieron a adentrarse en el territorio de Fuerteventura. Una fiesta jurada que el antiguo ayuntamiento insular o cabildo se comprometió a mantener en la memoria colectiva; los despojos de la batallas de Tamacite y El Cuchillete se distribuyeron, llegándose a inventariar un trozo de bandera inglesa en el libro de cuentas de la ermita de Agua de Bueyes, cuya compañía de milicias estuvo presente en los enfrentamientos de 1740, como las de Pájara, Antigua, etc.


El episodio histórico, profusamente tratado por Antonio Bethencourt Massieu y Aurina Rodríguez en su libro Ataques ingleses contra Fuerteventura, 1740, y calificado como fiesta de tipo histórico por el especialista Felipe Bermúdez Suárez, ha merecido la declaración de Bien de Interés Cultural con categoría de ámbito local por decreto 102/2007, de 15 de Mayo, por la Comunidad Autónoma Canaria.
Pero quién juró la fiesta en honor a San Miguel Arcángel fue el cabildo o antiguo ayuntamiento insular, con lo cual el ámbito tal vez debió extenderse a toda Fuerteventura, en el sentido histórico que apunta Bermúdez Suárez en su obra.

Y con la extensión al ámbito insular, la facilitación de más ayuda y asesoramiento, en la misma medida que se dispensa a la restauración y consolidación del patrimonio inmueble y mueble, por ejemplo de nuestras iglesias. Hay, considero yo, argumentos más que suficientes para potenciar tan singular celebración de Fuerteventura... y que se vuelvan a escuchar los Cantares de Tamacite y del Señor San Miguel por toda nuestra geografía, como lo pudimos ver y oir en la década de 1970 en el Colegio Sagrado Corazón de Puerto del Rosario, seguramente con muchos menos medios que ahora.
Yo suelo asistir a la conmemoración de estas efemérides y siempre escucha uno las críticas a la exactitud histórica de los vestuarios, las escenificaciones... ¡Aquí hay un campo que regar! ¿no?.

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