jueves, 14 de junio de 2018

La Cofradía del Carmen en Puerto de Cabras

Un viaje sentimental a los inicios de Puerto del Rosario.

En torno a la playa que se extendía a la desembocadura del barranco de Puerto de Cabras, se habían ido construyendo almacenes, cuartos y lonjas. Al lado Sur, los depósitos de Lázaro Rugama; sobre el risco del Norte, los de los Ocampo y los Alonso; paralelo a la línea de playa los Manrique, los Páez, los Crespo y otros que fueron tejiendo la trama urbana; más alejadas los cuartos y lonjas de los pescadores de siempre, los Jorge, los Machín, los Hormiga…, se asomaban a lo alto de otra playa, la de  Los Mastrantos, hoy Las Escuevas, y junto a Laja Negra, de donde luego serían expropiados a mediados de la década de 1940. Sobre el "tablero", recreando el mundo agropecuario, se colonizaban las tierras en forma de rosas o fincas engaviadas de la mano de grandes propietarios como los Martín o los Miller.
No había edificios ampulosos. Se estaba construyendo un pueblo nuevo, una gran aldea junto a la costa de Fuerteventura pues ya consideraban alejado el peligro pirata de otras centurias, y en su lucha por la identidad se esmeraban en adecentar un templo acorde con sus anhelos: una iglesia con vocación de parroquia.
Por el mes de junio de 1835, a pocos meses de constituirse el primer ayuntamiento del municipio de Puerto de Cabras, las obras de la iglesia seguían adelante en el punto que hoy la conocemos. La capilla de la calle de Marina continuaba aún en servicio, pero el cambio hacia la plaza era ya un hecho.
En el diseño urbanístico atribuido a Diego Miller, el nuevo templo miraría al mar, fuente de riqueza marinera y pescadora, senda de entrada y salida del comercio. Gentes de la mar y de las transacciones mercantiles se dieron la mano para llevar a buen puerto sus deseos de cobijo espiritual.
Entre los donantes se encontraban Roberto Houghton, Señores Woo y Maruri, Diego Mauly, Ricardo Rowlinfon, Juan Tophan, Juan Austin Dho, Josef Cullen, Tomás Miller, Carlos Zuincey, Roberto Thayer, Esteban Gourie, etc., que pusieron la variopinta nota documental de nuestros orígenes, siquiera en papel, porque hablamos de sus representantes aquí pues casi todos ellos eran firmas comerciales de las islas de Gran Canaria y Tenerife con delegación en la naciente ciudad.
Se preparaban las fiestas de Nuestra Señora del Carmen  y en el seno del gremio de mareantes se veía con preocupación la paralización de las obras, razón por la que la Junta de Patrones decidió aportar 5.000 pesos, con la condición de que se levantase un altar a su patrona, que ya se ocuparían ellos del mantenimiento del mismo. El Subdelegado Militar de Marina en la isla, el Subdelegado del Gobierno y el propio alcalde, Lázaro Rugama, así lo convinieron.
Nuestro templo contaba ya con dos advocaciones de relevancia. La del Rosario, vinculada a los dominicos y a la Cofradía del Rosario de Tetir, de la que fueron miembros muchos habitantes del Puerto, y la del Carmen, vinculada a los marineros que por aquí transitaban desde mucho antes que el comercio, espantados por los volcanes de Lanzarote y ya tranquilos por la remisión del corso en las costas majoreras.


Imagen de la Virgen del Carmen en la iglesia parroquial de Puerto del Rosario. Foto Paco Cerdeña.


Y una parada en la constitución de la parroquia y en la fundación de la  Cofradía del Carmen.

Dejemos atrás los menudeos de las cuentas de fábrica del templo que por mucho tiempo se llevaron en la secretaría del ayuntamiento y en diferentes juntas que hicieron posible que hoy estemos hablando de este edificio singular.
En octubre de 1905 el obispado creaba por fin la parroquia de Nuestra Señora del Rosario, que se inauguraba a finales de enero de 1906, años de sonadas visitas a la localidad: El ministro de Marina, el Rey Alfonso XIII.
Su primer párroco don Teofilo Martínez de Escobar y Luján, intelectual retornado de las últimas colonias y preocupado, como no podía ser de otro modo, con su ministerio en Puerto de Cabras y con la decencia de templo, alentó la construcción del retablo que hoy vemos repuesto, y también inquieto por la creación de una nueva cofradía, la de Nuestra Señora del Carmen.

En el mes de julio se cumplirán 118 años de la fundación de aquella Cofradía en torno a la patrona de los marineros y de la gente que vive del mar.

Recordemos el acta fundacional:

“En el pueblo de Puerto de Cabras a 12 de julio de 1908, reunidas las señoras doña Dominga del Castillo de González, doña Asunción Fierro de Manrique de Lara, doña Rosalía Rodríguez de Molina, doña Agustina Alonso, doña Nicolasa Peña, doña Carmen Ponce, doña Josefa Castañeyra, doña Jesús Medina, señoritas Juana Pérez, Pilar Serra, Irene Serra, Isabel Cabrera, Teresa Cabrera, Carmen Pérez, Dolores Pérez y doña Mercedes Manrique de Lara, bajo la presidencia del doctor don Teófilo Martínez de Escobar y Luján, cura ecónomo de dicho pueblo y Arcipreste de la isla de Fuerteventura, con el objeto de fundar la Cofradía de Nuestra Señora del Carmen. El seño cura después de haber expuesto el objeto de la reunión, dijo que procedía a elegir por votación los cargos de presidenta, secretaria y tesorera de dicha cofradía, para los cuales fueron nombradas presidenta, la señora Dominga del Castillo por 12 votos; secretaria, doña Asunción Fierro, por 12 votos, y tesorera, la señora Rosalía Rodríguez de Molina por 11 votos.- Constituida de este modo la Cofradía, el señor cura se retira para que libremente deliberasen las cofrades sobre asuntos de su instituto. Acordándose la cuota con que cada una de las cofrades han de contribuir, que es de 1 peseta anual. Y no habiendo más asuntos que tratar, se levantó la sesión”.

Actualmente, el domingo cercano al 16 de julio, la imagen de la Virgen del Carmen es llevada en procesión por las calles de Puerto, desde el templo hasta el muelle, donde es embarcada, no sin antes detenerse junto a la barriada de su nombre, frente al único altar de calle que se conserva en la ciudad, hecho con azulejo en la fachada de la vivienda número 1 del primer grupo de casas sociales que aquí hizo el Mando Económico de Canarias en 1944.

Azulejo que funciona a modo de altar de calle en la Barriada del Carmen, primeras viviendas sociales de Puerto de Cabras. Foto de la FEDAC